Reconoce explícitamente la desposesión

La respuesta para evitar la revuelta ante ese descontento al alza ya no ha sido negar la desposesión, ahora indisimulable, sino tratar de redireccionar el descontento mediante la extensión del populismo de extrema de derecha. Ésta (como también comienza a hacer la derecha más centrada, que se radicaliza para no perder espacio electoral) reconoce explícitamente la desposesión, pero no la achaca a sus auténticos responsables, sino a «los otros». Hace culpables del empeoramiento de las condiciones de vida a quienes son diferentes, como los inmigrantes o los pobres que «se quedan con nuestro dinero y puestos de trabajo», a las izquierdas (a pesar de que apenas gobiernen) por hacer malas políticas y porque se empeñan en imponer sus códigos culturales y morales, o incluso un lenguaje y pautas de conducta que se consideran ajenos a los valores tradicionales y que atentan contra la libertad individual. No hay una expresión más trágica de todo ello que observar las movilizaciones de diferentes colectivos sociales en tantos países contra las medidas, de por sí escasas, contra el cambio climático; creyendo que son éstas y no el afán de lucro que destruye la naturaleza la causa de su empobrecimiento.

El relato falso de la realidad que se propaga cada vez más ampliamente por la extrema derecha, con el apoyo y financiación de los grandes capitales y medios de comunicación, genera miedo y paraliza, provoca una polarización extrema y afectiva que rompe los lazos sociales, parte casi en dos a la ciudadanía y neutraliza así la acción política democrática que se basa en el diálogo, el respeto y en aceptar que unas veces se gana y otras se pierde. Es una estrategia orientada a evitar que se lleven a cabo respuestas no ya alternativas al orden establecido, sino incluso mínimamente correctoras de sus defectos y desequilibrios más exagerados.

El ruido y la confusión que generan la posverdad y la polarización tratan de impedir que quien está siendo desposeído descubra la causa real que la produce. Para que crea que su solución no consiste en atacar sus raíces de fondo, sino otras que responden al miedo y la inseguridad cada día más extendidos: combatir a los inmigrantes, permitir que los ricos lo sean cada vez más para que se «derrame» su riqueza, bajar los impuestos, acabar con los políticos y con el gobierno que se quedan con el dinero de la gente… Y, además, para crear un clima de tensión y enfrentamiento civil que impida a cualquier gobierno progresista llevar a cabo cambios desde las instituciones y con las políticas tradicionales.

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